Rosario en el 2050
El muchacho despertó entre las ruinas de su casa No sabía, no recordaba, no imaginaba lo que había pasado en aquellas horas en que todo había pasado. Rápidamente se reincorporó y comenzó a explorar. La ciudad estaba vacía, en las calles no corría ni el viento., no había señal de vida. Lo primero que se cruzó por su mente fue- “nos invadieron los yanquis”, pero fue solo un pensamiento y que de lo contrario seguirían allí. En un segundo se cruzaron mil cosas por su cabeza y la desesperación por poco lo invade. Pero pensó en los momentos en que siendo niño soñaba que esto sucediera, era como estar metido en uno de sus videojuegos.
De repente ve algo venir, rápidamente se esconde entre los escombros y ve… algo extraño le parecía ver, parecía como si fuera un soldado medieval, el muchacho totalmente sorprendido no sabía cómo reaccionar. Sin pensarlo, tomó valor, agarró un palo y se acercó a ese extraño individuo descubriendo que era solamente un anciano de aproximadamente unos 70 años, que como podía verse, parecía un poco loco.
El anciano contó al muchacho todo lo que había pasado
-Una estrella!!! dijo él.
-Una estrella. ¿Dónde? – preguntó el muchacho
-Una estrella fue la que causó todo esto.
El muchacho imaginó que podía tratarse de una clase de meteoro o quizás algún tipo de bomba o misil
El anciano siguió diciendo: - cerraron la ciudad por miedo a que fuera una epidemia, eso decían los diarios. El presidente abandonó el país y la gente empezó a irse. La ciudad está en ruinas.
Los dos decidieron que debían salir de la ciudad, no quedaba otra solución. Si querían saber lo que había sucedido tenían que comenzar a investigar.
Comenzaron a caminar, en la calle no había un alma. Sólo encontraron un pequeño perrito que los siguió todo el camino. Al llegar a la zona norte descubrieron que el puente que unía nuestra ciudad con la entrerriana estaba totalmente destruido justo en la mitad. El chico recordó l o de la estrella y se dio cuenta de que ahí había empezado todo. l anciano ya no estaba a su lado, pero apareció en un auto que por seguridad el muchacho pidió manejarlo.
Comenzaron el viaje, llegaron a la ruta principal y vieron que todo estaba peor de lo que imaginaron, vieron pasar aviones de guerra con insignias de distintos países, todos hacia el norte. No peleaban entre ellos sino que parecían que estaban unidos.
Ellos se miraron, estaba amaneciendo y apenas podían verse. Las palabras sobraban, pero miles de cosas pasaron por sus mentes. Al salir el sol completamente pudieron notar en las campos de su alrededor que estaba cubierto totalmente de chatarras, como si una guerra se hubiera desatado en ese lugar.
Ya no hubo más que imaginar, solo seguían pasando aviones hacia el norte, desde allí se veían relámpagos. El mundo estaba en guerra, contra quién o qué no supimos. Seguimos viaje con ese muchacho al que volví para buscarl0o. Era mi nieto.
Rodrigo Vilche
domingo, 27 de julio de 2008
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