lunes, 2 de junio de 2008

Bruno Astegher

Cuento: “Vengando al flequillo” (basado en acontecimientos recientes del curso)
Cuenta la historia que en el 2050, todo el mundo había quedado como la Atlántida, sumergido bajo el agua. Obviamente Rosario se encontraba en la misma situación. Por eso, se conservaba debajo de una enorme burbuja de cristal. Dentro de ella volaban autos, colectivos, bicicletas, monopatines, personas, etc. Es decir, todo volaba.
La tecnología había progresado tanto que los rosarinos tuvieron que adaptarse Los piquetes se tenían que hacer flotando en el aire, ya que las calles ya no existían; el monumento a la bandera ya no existía, ya que se habían robado hasta los cimientos; Walt Disney ya había vuelto a la vida, pero se suicidó cuando vio el estado del planeta; los autos tenían paragolpes hasta en el techo, y existían muchos otros cambios que habían modificado la vida de los Rosarinos.
Cuentan que un joven llamado Alex, estaba decidido a vengar a su cabello. El peluquero le había dejado un peinado tan igual al de Elvis Presley, que la gente le pedía autógrafos, creyendo que había viajado en el tiempo, y esto le molestaba muchísimo.
Entonces, sumamente encolerizado, Alex se puso a construir un cubo que fuera súper resistente, para llevar a cabo su venganza.
Terminado su cubo asesino, se dirigió a la peluquería, decidido a enfrentar al peluquero. En cuanto alcanzó a verlo, le arrojó velozmente el cubo, que impactó en su cara, y lo tumbó. Como el cubo había sido confeccionado muy mal, se rompió en mil pedazos, y una columna transversal de palillos de brochettes que se encontraba dentro de él, salió despedida a gran velocidad, y se incrustó en la nariz del peluquero.
Se dice que luego del atentado contra el peluquero, a este le pedían autógrafos, pero pensando que esa Freddy Crugger.
Poco tiempo después, un loco que se hacía llamar “Autocad”, trajo a Rosario un cubo similar al de Alex, pero hecho con arcilla, lo arrojó contra la burbuja de cristal que cubría la ciudad, y la destruyó.
Ese fue el triste final de la ciudad de Rosario, y del corte de pelo de Alex.

Bruno Astegher

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