Mauricio Piriz

Rosario en el 2050

Rosario Estaba pasando una terrible crisis tanto social como económicamente. La gente casi en su totalidad no tenía trabajo y lentamente los alimentos se terminaban ya que pasaba por una terrible inundación y epidemia.
Los habitantes trataban de sobrevivir con lo poco que había ya que una terrible enfermedad acechaba: “la lepra”. Esta enfermedad provocaba la muerte lenta de las personas, las cuales revivían después de muertas, y eran los zombis.
Al poco tiempo de conocerse esta enfermedad los científicos y expertos comenzaron a trabajar día y noche para encontrar la cura ya que disminuía el número de habitantes.
Uno de los primeros descubrimientos que se hizo de esta enfermedad fue que los que padecían la lepra no podían salir de día, salían de noche a comer a otras personas.
Lamentablemente Rosario se había quedado sin ninguna persona que no estuviera infectada por el virus, solo una persona pudo sobreexistir, el científico, única persona capaz de encontrar la cura de esta enfermedad., Prader Willi
Prader Willi le dedicaba el día y la noche al estudio de este virus, grabándose a sí mismo, relatando cada uno de los pasos que daba, pero asimismo todos los sábados se dirigía a la parte más alta del Monumento a la Bandera llevando a cabo desde allí una transmisión de radio y dejaba un simple mensaje para quien pudiera escucharlo: “brindo comida, brindo seguridad, brindo un lugar donde alojarse a quien pueda escucharme-
Así siguió por un tiempo hasta que llegó el día que se cumplió un año desde el momento en que se descubrió el virus.
Prader Willi había encontrado después de tanto sacrificio la cura de esta enfermedad, pero justo en ese momento suena el teléfono, él contesta y la que habla es una mujer que dice: “ ¿Me encuentro en el Monumento, llego aquí por su mensaje”.
Fue en ese momento cuando salió rápidamente a buscarla, pero lamentablemente el sol se iba poniendo, aumentando así la posibilidad de ser devorado.
Prader Willi había recogido ya a la mujer y a su hijo regresando a toda velocidad a su casa. Fue en ese momento cuando un grupo de miles de personas con el virus, lo estaban siguiendo . Descubrieron el lugar donde él habitaba. El científico y la mujer con su hijo entraron rápidamente llegando así al sótano donde se encontraba su refugio, pero nada los ayudó. Las personas habían entrado rodeándolo y no dejando nada por hacer. En ese momento de tensión Prader Willi le dice a la mujer que se vaya del lugar por el único pasadizo que lo alejaba y lo dejaba a salvo. La mujer decide irse con su hijo y la cura del virus.
El científico hizo explotar el lugar muriendo y matando así a todas las personas infectadas con el virus que habían entrado a la casa.
La mujer llegó a un lugar donde una comunidad de personas le brindó refugio y comida, entregando ella la cura del virus.
Desde ese momento el nombre del científico Prader Willi perdurará en la historia como el hombre que dejó su vida por salvar a Rosario.


MAURICIO PIRIZ